Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2020

DURA COMO EL METAL

  Así era mi abuela, muy heavy. A mediados de los años setenta yo tenía 11 años y mi hermana 9. Los agostos los pasábamos en el pueblo, en casa de los abuelos maternos, pero para mediados de mes, llegaba la "Madame", con su prole, es decir: mi tía Ángeles, la de Bruselas, pues allí emigró siendo muy joven, como tantísimos españoles. El caso es que, la semana que venían, a nosotras nos mandaban a la casa de los otros abuelos. Había que repartirse. Para nosotras era una semana disparatada ya que esta abuela era totalmente opuesta a la otra. Nosotras entendíamos muy bien la situación y nos hacía sentir mayores e independientes, todo bien en ese aspecto, aunque lo que si echábamos en falta esos días era el tema culinario, ya que la abuela prefería ocupar el tiempo en otras faenas y, además, era devota de la Virgen del puño cerrado, no siendo mujer de misas, y guisaba rápido, repitiendo menú día tras día y, por ende, poco variaba de ingredientes. Nosotras, que éramos un poco v

TENGO UNA MANÍA

  Tengo una manía, costumbre, o pequeño vicio: cuando me va entrando modorra, para acelerar el sueño, me acuesto boca arriba y me dejo llevar por los recuerdos y empiezo por los muy muy lejanos... a ver como ando de memoria, muchas veces, llegando a la época de cuando tenía entre los ocho, diez u once años, me suelo recrear en los veranos que pasaba con mis padres y mis tres hermanos, en el pueblo, en casa de los abuelos;   veranos inolvidables en la manchuela, y cierto es que fueron los más maravillosos. Yo, que soy mucho de disfrutar del buen yantar, me dejo llevar entonces por los olores y sabores de la casa bodega de mis abuelos, y me veo yendo al corral a por un par de huevos recién puestos, echando un buen chorro de aceite verde oscuro de oliva en la sartén, cortando un buen trozo de pan, pan redondito, cocido a leña en el horno de la Carmen y Feliciano... ¡Ay!, ¡qué bueno! Meriendas serias, nada de gorrinadas como el Tulicrem o sucedáneos de Nocilla. Acompañaba a mis huevos