DURA COMO EL METAL
Así era mi abuela, muy heavy. A mediados de los años setenta yo tenía 11 años y mi hermana 9. Los agostos los pasábamos en el pueblo, en casa de los abuelos maternos, pero para mediados de mes, llegaba la "Madame", con su prole, es decir: mi tía Ángeles, la de Bruselas, pues allí emigró siendo muy joven, como tantísimos españoles. El caso es que, la semana que venían, a nosotras nos mandaban a la casa de los otros abuelos. Había que repartirse. Para nosotras era una semana disparatada ya que esta abuela era totalmente opuesta a la otra. Nosotras entendíamos muy bien la situación y nos hacía sentir mayores e independientes, todo bien en ese aspecto, aunque lo que si echábamos en falta esos días era el tema culinario, ya que la abuela prefería ocupar el tiempo en otras faenas y, además, era devota de la Virgen del puño cerrado, no siendo mujer de misas, y guisaba rápido, repitiendo menú día tras día y, por ende, poco variaba de ingredientes. Nosotras, que éramos un poco v